"Ay doctor, vengo a verle porque estoy que no puedo con los dolores de los riñones", dijo Maruja mientras se llevaba las manos a su región lumbar y suspiraba al lado de su nuera y su hijo que la acompañaban.
Maruja era viuda recente, tenía 74 años y dos hijos varones que no iban a verla demasiado aunque vivían en el mismo barrio.
El médico ayudó a levantarse a Maruja y le tocó un poco la espalda, aún teniendo la certeza con un 99,9% de probabilidad de que iba a encontrar una espalda de una ama de casa de 74 años sin otra cosa de interés.
"¡¡¡Ay ay ay ay... doctor, sí, ahí es donde me duele!!! Si es que los años no perdonan..."El médico esperó a que Maruja se sentara, miro a la nuera y al hijo e hizo como si pensara en voz alta: "le podría mandar una crema que va muy bien para estos casos, lo único es que tiene que ir alguien a ponérsela todas las tardes".
"No hay problema", dijo el hijo.
"Pues entonces ya está. Maruja, le voy a dar una receta de este antiinflamatorio en crema para que su hijo se lo ponga a media tarde. Hay que darlo despacio, dando un pequeño masaje para que se absorba bien".
Desde entonces, y aunque hay pocas evidencias científicas de que la crema antiinflamatoria mejore la lumbalgia crónica, Maruja no ha vuelto a quejarse de sus dolores de espalda.
Fuente:
http://pelladegofio.blogspot.com/2010/10/la-crema-para-la-espalda.html